Marcial Alegría, feliz como su apellido
Con la sonrisa a flor de piel, Marcial Alegría Garcés exhibe su apellido a quienes visitan su modesta casa, que a su vez es la galería - taller de pintura primitivista de San Sebastián, un apacible corregimiento distante a diez minutos de Lorica.
A sus 75 años, Marcial sigue cultivando el renombre de su estilo primitivista descubierto por un despistado arqueólogo gringo que recorría la comarca en busca de restos zenúes. Con su modesta espontaneidad y su torso al desnudo, el artista del primitivismo relata que en 1970 el arqueólogo vio una pieza de su autoría y le dijo: ¡oh, ser primitivista, cuanto valer!, Marcial, que no sabía qué valor ponerle a su cuadro, le pidió 50 centavos, pero el gringo se lo cotizó en 200 dólares. Desde entonces supo el valor del estilo primitivista del que ha vivido desde que tenía 35 años.
Con el billete verde en sus manos, Alegría se fue a cambiarlo a Lorica, de allá regresó con seis mil pesos, con los que construyó el rancho taller en el que vive con Rita Berta Calle, su eterna compañera, aunque, con su repentismo provinciano, dice que vive con ella, pero sigue soltero porque no se han casado.
La película que inspiró a marcial
En 1969, un año antes de que el arqueólogo gringo bautizara su estilo, en el vetusto Teatro Marta de Lorica, Marcial Alegría vio la película ‘Barrios, Quinto Patio’ que narra el drama de una humilde campesina mexicana cuyo hijo pintaba con carbón los murales del Distrito Federal, hasta que el Gobierno le donó herramientas y ganó en una exposición. Aquella cinta sirvió para que Marcial diera un vuelco en su vida. “A mi la agricultura no me daba para vivir, yo me la pasaba de un lado a otro con mi mujer alquilando ranchos, qué hacía ese niño que yo no pueda hacer”, se preguntó de regreso a casa, al día siguiente encargó a su mujer que le trajera tarros de pintura y pinceles, desde entonces comenzó a explotar el talento que Dios puso en sus manos de agricultor, alfarero y pescador. Con esas manos rústicas puso su nombre y el de Colombia a rodar por el mundo.
Escaso Apoyo
En más de treinta años de actividad artística, Marcial Alegría dice que los incentivos y ayudas oficiales han sido pobres. Se retuerce cuando recuerda haber perdido la oportunidad de exponer sus piezas en el exclusivo Madinso Square Garden, de Nueva York (Estados Unidos), cuando Ángel Villadiego gobernaba en Córdoba. Tenía que recoger 7 mil dólares para sufragar la mitad de los costos, Marcial perdió el cupo, otro artista fue en su lugar.
Posteriormente le vino otra oportunidad, Marcial y sus pinturas atravesaron Europa y llegaron a Alemania, por cuenta de Artesanías de Colombia. De esa oportunidad recuerda con tono pícaro que un comprador se acercó a preguntar por su legendaria obra Pesadilla, como no entendía el idioma terminó insultándolo hasta que apereció el intérprete del museo. “Imagínate, yo que no sé ni leer, viene un tipo ojo pintao hablándome raro y gritao, yo creí que me estaba insultando y le menté la madre”, recuerda Marcial y suelta una carcajada seguida de una tos seca.
En ese momento aparece Rita Berta Calle, la compañera a quien Marcial le fabricó seis piezas humanas en su vientre, dice él, “con el pincel que cuelga de su cuerpo”, apunta y su mujer asoma la alegría, como el apellido de Marcial, su eterno amor.
ME ENCANTO ESTA HISTORIA Y SUS CUADROS SON MUY PRECIOSOS, ALGUN DIA IRE A CONOCERLO Y COMPRARLE UN CUADRO SI NO ES MUY CARO
ResponderEliminarque vaina tan mala en la vida
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